viernes, diciembre 15, 2006

A la tarde

Entraba el resplandor del cielo, mas no la luz del sol, porque ya era de tarde. El patio central estaba típicamente descubierto. El alerón albergaba la escarlera y el pasillo que daba a las habitaciones del segundo piso.
Y las sombras se desplegaban y jugaban a fundirse con el sosiego de la tarde. Podrían no haber pasado 200 años, si uno hacía el esfuerzo mental. En mi vida pasaron 10, pero todavía recuerdo vívidamente la sensación de embelezo y calma que sentí en aquel caserón.
Será por eso que me resultó tan especial toparme aquella misma noche con un ejemplar de Misteriosa Buenos Aires, y encontrar en sus páginas el relato acerca de las Invasiones Inglesas, que se desarrolla en un caserón de la calle Defensa, en lo que hoy es San Telmo.